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¿Qué dispositivos componen una alarma?

¿Qué dispositivos componen una alarma?

Descubre todos los dispositivos y elementos que componen un sistema de alarmas, su funcionamiento y aprende a elegir mejor la alarma para tu hogar.

Cuando alguien busca instalar un sistema de seguridad en casa, suele encontrarse con varias piezas: sensores, paneles, cámaras, sirenas… Todo suena importante, pero no siempre está claro qué hace cada elemento ni cómo encajan entre sí. Entender bien los dispositivos de alarmas te ayuda a elegir mejor, evitar gastos innecesarios y saber qué falla cuando algo no funciona como debería.

Elementos de los sistemas de alarmas

Un sistema de alarma moderno combina electrónica, comunicaciones y detección. No basta con tener una sirena; lo que importa es cómo se conectan todos los dispositivos entre sí y cómo responden ante una intrusión real.

1. El panel de control: el cerebro

El panel es el núcleo del sistema. Gestiona la información que recibe de los sensores, arma y desarma la alarma y se comunica con la central receptora. Funciona como un pequeño ordenador integrado, con un procesador, módulos de comunicación y memoria propia.

En una vivienda típica, el panel se instala en un punto discreto, lejos de accesos directos. Si un intruso lo encuentra y lo golpea, debe seguir funcionando gracias a sistemas de sabotaje y baterías internas. El panel supervisa constantemente el estado de cada sensor; si detecta que uno deja de enviar señal, lo registra como posible manipulación.

Los paneles más modernos usan doble vía de comunicación. Suelen combinar WiFi o Ethernet con una tarjeta SIM dedicada. Si el router pierde conexión o alguien corta el cable de fibra, el sistema cambia automáticamente al canal móvil. La idea es que siempre pueda avisar al exterior. 

2. Sistemas de detección y monitorización

Esta parte del sistema es la que “ve” lo que ocurre dentro y fuera de la vivienda. Cada sensor tiene un propósito concreto y todos trabajan de forma complementaria. Antes de profundizar, conviene recordar que los sensores detectan cambios físicos medibles: movimiento, temperatura, vibración o apertura de una puerta. No hay magia detrás, solo electrónica diseñada para reducir falsos positivos.

Sensores

Los sensores de movimiento funcionan con infrarrojos pasivos o tecnología dual (infrarrojos + microondas). Los primeros detectan cambios bruscos de temperatura en un área concreta. Los duales añaden una segunda capa que analiza movimiento real para reducir errores causados por mascotas, fuentes de calor o corrientes de aire.

En viviendas de segunda residencia, donde el polvo y la humedad pueden variar, es preferible instalar sensores duales. Mantienen estabilidad incluso cuando la casa lleva semanas cerrada.

Los sensores de apertura se colocan en ventanas y puertas. Están formados por dos piezas: un imán y un detector. Mientras ambas partes están juntas, el sistema entiende que la puerta está cerrada. Si se separan unos pocos milímetros, el sensor envía la señal. Suelen usarse en combinación con los de movimiento, porque cada uno cubre un tipo de intrusión distinta.

En garajes y trasteros se añaden sensores de vibración o rotura de cristal. Detectan impactos en persianas, rejas o ventanales amplios. Son útiles en zonas bajas o con alto tránsito.

Cámaras de seguridad

Las cámaras no son obligatorias en un sistema básico, pero sí permiten verificar lo que ocurre. En zonas como la Costa del Sol, donde muchos propietarios pasan temporadas fuera, las cámaras con visión nocturna y acceso remoto ayudan a descartar falsas alarmas.

La transmisión de vídeo se maneja con protocolos estándar como RTSP y, si el sistema está bien configurado, el flujo se cifra para evitar accesos externos. 

La detección por IA de movimiento humano reduce los problemas típicos de sombras, reflejos o animales. Aun así, la cámara no sustituye a los sensores; solo añade contexto.

Detectores

Los detectores de gases, humo o inundación están pensados para riesgos domésticos que no dependen de una intrusión. Usan tecnología muy distinta a la de un sensor de movimiento. Un detector de humo óptico, por ejemplo, mide cómo la luz interna se dispersa cuando hay partículas en el aire.

En viviendas antiguas o mal ventiladas, estos dispositivos pueden dar la primera alerta antes de que un problema se convierta en emergencia real. No suelen formar parte del kit básico, pero son recomendables en segundas residencias donde un escape podría pasar desapercibido.

3. Elementos de alerta

Cuando el sistema detecta algo, necesita avisar al exterior y disuadir al intruso. Aquí entran los dispositivos que generan ruido, luz o comunicación hacia la central.

Elementos disuasorios

Las sirenas exteriores cumplen un papel muy claro: ruido fuerte y luz estroboscópica para que el intruso sepa que ha sido detectado y que los vecinos pueden oírlo. Las sirenas suelen rondar los 110 dB, un nivel similar al paso de un camión a pocos metros. No se elige ese volumen por estética; se usa porque los estudios muestran que la atención inmediata del entorno aumenta drásticamente por encima de los 100 dB.

Las placas disuasorias también cuentan. Aunque parezcan simples carteles, ayudan a que un intruso descarte la vivienda antes de siquiera intentarlo. La disuasión, en seguridad, es una parte esencial.

Elementos de protección activa

Las sirenas interiores hacen algo distinto. No buscan alertar a los vecinos, sino bloquear la percepción del intruso. En espacios pequeños, el sonido sostenido puede desorientar. Esta reacción rápida suele ganar tiempo para que la central avise a la policía si el sistema está conectado.

Algunos sistemas añaden iluminación automática. Encender luces de la vivienda durante una intrusión no es solo disuasorio; también ayuda a que las cámaras capten mejor la escena.

4. Fuentes de energía

No sirve de nada tener un sistema sofisticado si deja de funcionar ante un corte de luz. Por eso los paneles y las sirenas dependen de baterías internas. Estas baterías suelen aguantar entre 12 y 24 horas según el modelo. Ese margen cubre apagones típicos o sabotajes simples.

Los sensores inalámbricos funcionan con pilas de larga duración. Suelen durar más de un año y avisan con antelación cuando toca cambiarlas. En ambientes húmedos o con mucho calor, como algunas zonas de la Costa del Sol, es buena idea revisar las pilas antes de los meses más calurosos, porque la temperatura influye en la química interna.

5. Otros dispositivos de protección adicional

Los sistemas avanzados añaden módulos de comunicación extra, teclados táctiles, mandos remotos e incluso detectores perimetrales para jardines o terrazas.

Los detectores perimetrales funcionan con haces infrarrojos o microondas entre dos puntos. Si alguien cruza la línea, el sistema avisa antes de que llegue a la puerta. En chalets o adosados con zonas exteriores amplias, este tipo de protección evita que el intruso tenga tiempo de forzar accesos sin que nadie lo sepa.

Los teclados permiten armar o desarmar, pero también mostrar fallos del sistema. Algunos incluyen lectores RFID para no depender de códigos numéricos, útiles si varias personas usan la vivienda y quieres controlar accesos sin complicar la gestión.

¿Cómo elegir mejor el sistema de alarma para tu casa?

La elección depende mucho del tipo de vivienda y del uso que le das. En la Costa del Sol conviven hogares habituales y segundas residencias, y esa diferencia importa. Si la casa pasa temporadas vacía, prioriza cámaras con acceso remoto y un panel con doble vía de comunicación. Si teletrabajas y estás dentro casi siempre, quizá prefieras más sensores de apertura y menos cámaras.

Para un piso en un edificio, los sensores de movimiento y apertura suelen ser suficientes. Para un adosado conviene añadir protectores exteriores o sensores perimetrales. Si tienes garaje con acceso directo a la vivienda, incluye detección en esa zona.

Antes de decidirte por un sistema concreto, revisa también la calidad del soporte y la facilidad para gestionar la alarma desde el móvil. Una app clara, que muestre eventos y estado del sistema sin complicaciones, marca la diferencia cuando estás lejos.

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